Quiero compartir unas palabras en memoria de mi padre, quien acaba de fallecer el 2 de Octubre, a los 94 años de edad: Suele decir mi madre que para nadie hay muerto malo, es decir que cuando una persona parte de este mundo, todo el mundo habla de lo bueno que es alguien aunque haya hecho cosas muy malas. Felizmente Él no era un hombre malo, era imperfecto como todo ser humano, pero sin duda era lo más cercano al ideal de perfección vivificado. Para mí no está muerto, por un lado porque es muy temprano para aceptar la pérdida, pero además porque su legado vive peremne en todas partes. Hay quien le puede juzgar por su carácter, sobre todo como hombre de familia, pero lo que pocos han caído en cuenta es que atrás de sus formas había rectitud, honradez, disciplina, honestidad, cariño, caridad, justicia, templanza, perseverancia, prudencia, es decir valores, esos de los que la humanidad de hoy en día va careciendo... Es decir, esa es su esencia, y es el motivo por el cual hoy m
"Vivencias de una Aprendiz de Maestra de Albañil"