Quiero compartir unas palabras en memoria de mi padre, quien acaba de fallecer el 2 de Octubre, a los 94 años de edad:
Suele decir mi madre que para nadie hay muerto malo, es decir que cuando una persona parte de este mundo, todo el mundo habla de lo bueno que es alguien aunque haya hecho cosas muy malas. Felizmente Él no era un hombre malo, era imperfecto como todo ser humano, pero sin duda era lo más cercano al ideal de perfección vivificado.
Para mí no está muerto, por un lado porque es muy temprano para aceptar la pérdida, pero además porque su legado vive peremne en todas partes. Hay quien le puede juzgar por su carácter, sobre todo como hombre de familia, pero lo que pocos han caído en cuenta es que atrás de sus formas había rectitud, honradez, disciplina, honestidad, cariño, caridad, justicia, templanza, perseverancia, prudencia, es decir valores, esos de los que la humanidad de hoy en día va careciendo... Es decir, esa es su esencia, y es el motivo por el cual hoy muchos de entre ustedes están hoy reunidos aquí para recordar su memoria.
Él vive en cada uno de sus hijos, nietos, bisnietos, tataranietos; él vive en los recuerdos dentro del hogar, a través de su bella voz, cantando "yo soy de esos amantes a la antigua" de Roberto Carlos, el "hablame de amores, Mariú" que cantaba a duo con mi hijo Francisco, o cantando "mi corazón entona esta canción, cuan grande es Él, cuan grande es Él", aquella alabanza que cantaba al Padre Celestial con la voz del corazón, y que decir de sus boleros... Siempre nos hacía saber que la música que escuchábamos no le gustaba, pero respetaba nuestros gustos musicales sin por eso dejar de aprovechar para decirnos: "mejor escucha música clásica, que eso es música, o sino escuchen boleros", y hoy le agradezco por agrandar mis gustos musicales. Papá, tenías razón!
Gracias por enseñarme a amar el arte, y lo sublime, del mismo modo que yo he enseñado este valor a mis hijos... Sabes, me olvidé de contarte que los cuadros del Louvre son hermosos! Más hermosos que cuando los veía en los libros de Arte que tu me comprabas. Y el Emilito no deja de hablar de las colitas y los caramelitos que le comprabas.
No te conocí joven, ni falta que me hacía, eras como el buen vino, o como decía mi mamá, un viejito guapo... Eso incluso me decían mis tías que viven en Francia cuando al sostenerme me dijeron que te recuerde por todo lo que me has dado, que como alguna vez te dije fue mucho! Nada en material, sino los buenos valores y la buena educación que me diste.
Fuiste grande! Me diste libertad, me enseñaste la igualdad y me enseñaste a ser fraterna. A amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a mí misma... qué más se puede pedir en la vida, entonces? Solo una cosa, que ahora que estás ahí arriba, al lado del Padre, le pidas que nos quite lo brutos a los que aún nos falta.
Te quiero papá, y te querré siempre, y como siempre nos enseñaste, ya nos veremos allá junto al Padre Celestial.
Hasta pronto, hasta siempre.
OEVR
Mil gracias por compartir esta preciosa entrada. Tu padre y su ejemplo vive perennemente entre nosotros.
ResponderEliminarCon amor, tu esposo
Joaquim
Gracias por compartir este bellísimo homenaje, que permanecerá en la memoria.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno a tí y tus seres queridos.
Juan Manuel